Aquiles Serdán Alatriste, Chiapas. – En la comunidad de Aquiles Serdán Alatriste, enclavada en la Sierra Madre de Chiapas, un grupo de adolescentes demuestra que la ciencia no necesita laboratorios sofisticados para florecer. Desde aulas prestadas y sin servicios básicos, los estudiantes de la Telesecundaria 945 desarrollaron un proyecto que hoy tiene reconocimiento nacional: “Humito: la ciencia detrás de la cocina ancestral de la Sierra Madre de Chiapas.”
El profesor Julián Cifuentes, impulsor de la iniciativa, explicó que la idea nació de la necesidad. Sin equipo ni infraestructura, improvisaron un fogón en una galera y comenzaron a experimentar con productos locales. Así, las clases de física y química se transformaron en talleres donde el conocimiento científico se mezcló con los saberes ancestrales de la región.
“Empezamos elaborando mermeladas para estudiar sus propiedades químicas. Lo que era un experimento sencillo terminó por despertar el interés de los alumnos y fortalecer la convivencia escolar”, relató el docente.
Con el tiempo, esas prácticas evolucionaron hasta convertirse en “Humito”, un proyecto que busca rescatar tradiciones culinarias, preservar lenguas indígenas y mostrar el valor de la ciencia aplicada a la vida cotidiana.
El esfuerzo de estos jóvenes de entre 13 y 14 años fue reconocido con un pase a la ExpoCiencias Nacional 2025, que se celebrará del 2 al 5 de diciembre en Tampico, Tamaulipas, donde representarán con orgullo a su comunidad y a todo el estado de Chiapas.
Pero el camino no ha sido fácil. Los estudiantes enfrentan ahora un nuevo reto: reunir los recursos necesarios para cubrir transporte y hospedaje, pues su telesecundaria funciona en condiciones precarias, dentro de instalaciones prestadas por una escuela primaria.
Para Cinthya Pérez, una de las integrantes del equipo, este proyecto va más allá de una competencia científica. “Queremos que la gente conozca Motozintla, nuestra cultura y nuestras raíces. Soñamos con tener un espacio propio para estudiar y seguir aprendiendo”, expresó.
Entre montañas, humildad y esfuerzo, los pequeños científicos de la Sierra Madre de Chiapas demuestran que la curiosidad y la creatividad pueden encender la chispa del conocimiento… incluso con un simple fogón.



